Cae una de las últimas tardes de domingo de este otoño. El invierno ya se asoma por debajo de mis pies. Decido ponerme de buen aspecto, salir a la calle y tomar la última cervecita del fin de semana.
Tras mis dos primeros pasos, en mi calle, me encuentro a la Sra. Pilar con su rutina de cada día. Con muleta en mano, camina cabizbaja. La Sra. Pilar es de aquellas vecinas que viven sin hacer ruido, desapercibida, con mirada de muchas experiencias, pero vividas en silencio. De un tiempo a esta parte su sonrisa se difuminó cuando su marido se marchó sin vuelta, debido a su fallecimiento. Eran una pareja que convivian con el vecindario desde su garaje. En cuánto el sol se estabilizaba en las tardes de primavera - verano, abrían su puerta del garaje y acompañados de su perrita, se sentaban a contemplar la calle.
Posiblemente serán de los vecinos que hayan escuchado más voces en la calle, seguramente ellos saben qué movimientos hacemos cada uno de nosotros, con quién entramos, con quién salimos y qué diferencia hay en cada portal de la calle.
- Ivan, estic molt preocupada - me dijo en lengua catalana y con mirada de temblorosa.
- Per què Sra. Pilar? - pregunté
- Per que la casa de la Sra. Maria està totalment oberta! Crec que hi tenim okupes!
- Ja fa dies que entren, Sra. Pilar, com està abandonada i just al centre del poble....
- Quina por, Ivan!
- No es preocupi Sra. Pilar, que no passarà res. La crisis...son els nous okupes, no ho fan per destruir l'inmoble, sinó per necessitat.
- Ai, que no passi res....
El último estudio que escucharon mis oídos es que en Rubí se aproxima que hay unos 1.700 pisos vacíos, sin uso. En Catalunya se calcula que supera el medio millón de pisos vacíos.
A finales de este otoño del 2010, vemos como el joven con estudios tiene dificultad para tener una ocupación digna.
Vemos como el trabajador/a se le reduce el salario ya no desde su patrón, sinó desde su propio Gobierno, que debería defender sus derechos laborales.
Vemos como el parado es más que un parado, avisándole que no va a tener para el 2011 la ayuda social mínima porque todos tenemos que ajustarnos a la realidad financiera y ayudar a que los poderes especulativos, como los banqueros, sigan robando.
Vemos como las mujeres siguen cobrando menos que el hombre y su precariedad en el mercado desigualitario es mucho mayor.
Y vemos como la gente mayor, el pensionista, aquél que ha cotizado toda su vida laboral, se le congelan las pensiones y encima al futuro jubilado, se le comunica que deberá trabajar hasta los 67 años con la paradoja de que la necesidad es crear empleo.
El derecho a la vivienda. El derecho al trabajo digno. El derecho a la igualdad de género. El derecho a una digna jubilación, no deberían ser derechos, deberían ser imperativos legales en cualquier gobierno de este S.XXI.
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